31. Aug 2023
Un edificio o una vivienda tiene su propio comportamiento de consumo de energía, que no sólo depende de los hábitos de sus habitantes, sino también de los dispositivos o equipos que contenga. Para los sistemas de gestión de la energía, cuyo objetivo es optimizar el uso de la energía de un edificio o vivienda, este patrón variable de uso es uno de los muchos factores que deben tener en cuenta para funcionar correctamente.
Aquí es donde entra en juego el Gestor Energético de Clientes, o simplemente CEM. El CEM es el componente clave que aporta flexibilidad a todo el sistema de gestión energética. Consiste en una función lógica que recopila la configuración preferida del cliente, los dispositivos del edificio o la vivienda, la red y cualquier otra configuración adicional. A partir de ahí, decide cómo optimizar la generación o el consumo de energía.
Para explicarlo con más detalle, el CEM recopila información sobre todas las salidas de energía y sus necesidades energéticas durante un periodo de tiempo determinado. Las salidas de energía pueden ser electrodomésticos como frigoríficos, iluminación, bombas de calor y calentadores de agua, o equipos de oficina como impresoras, HVAC y funciones de seguridad. Pero además de a los consumidores de energía, también consulta a los productores o fuentes de energía, como los sistemas fotovoltaicos, los sistemas de almacenamiento de energía o las estaciones de carga de vehículos eléctricos.
Comparando y comprendiendo los perfiles energéticos de estas salidas y fuentes de energía, el CEM puede entonces optimizarse utilizando la información sobre la energía disponible prevista y las ofertas de precios para el periodo de tiempo estipulado. Para ello, se crean gráficos de energía en función del tiempo en los que se alinean las franjas horarias. Cada intervalo define la cantidad de energía necesaria durante ese periodo.
De este modo, el CEM no sólo trata de distribuir la energía de forma ininterrumpida, sino también de optimizar los gastos derivados de su uso. El CEM no sólo dispone de información sobre el entorno interno y las preferencias de los clientes, sino que también recibe señales de la red a la que está conectado, que le proporcionan información sobre la variación del precio de la energía.
Teniendo en cuenta la hora del día, la generación de energía, las necesidades energéticas, las tarifas energéticas y muchos otros factores, el CEM utiliza su función lógica para asignar eficientemente la energía de forma no disruptiva con el objetivo de reducir al máximo la dependencia de fuentes externas, disminuyendo así los gastos energéticos.
Además, como el CEM también puede reconocer la carga de la red eléctrica inteligente con sus horas punta y sus horas bajas, se asegurará de que toda la red no esté sobrecargada. Así pues, un CEM es también un actor clave en la mejora de la eficiencia y la estabilidad generales de toda la red.
Como el CEM recopila información sobre todas las tomas de energía, fuentes y generadores de un edificio o vivienda, es el más adecuado para desempeñar un papel clave en la gestión de la carga, como responsable central de la toma de decisiones o proveedor de sugerencias para la adaptación de la carga. Puede asumir la tarea de evaluar la gestión basada en tarifas y la gestión de la generación.
El CEM se sitúa en la intersección del entorno interno de la infraestructura y su entorno externo al estar conectado a la red energética. Esto le permite desempeñar un papel fundamental en los sistemas de gestión de la energía doméstica (HEMS) y en los sistemas de gestión de la energía de los edificios (BEMS) para proporcionar un rendimiento energético óptimo.